Cómo combatir la desinformación en los mayores de 60 años

by Federico Rey
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La pandemia del Covid-19 hizo que la búsqueda de noticias en internet se dispare y que muchos investigadores pongan el foco en la relación que tienen las personas con el consumo de información. En este contexto, la Universidad de Princeton (Estados Unidos) realizó un estudio que reveló que los adultos mayores comparten las noticias falsas siete veces más que el resto de los usuarios, dato que promovió el inicio de una investigación similar en nuestro país.

Adrián Pino, periodista de Datos Concepción y coordinador del grupo Desconfío, brindó detalles sobre la investigación que están realizando a través del financiamiento del programa Tech for Truth (Tecnologías por la Verdad) de la Embajada de Estados Unidos.

“Si bien existen muchos sondeos que arrojan estadísticas sobre la relación que tienen los adultos mayores con el uso de WhatsApp y el consumo de noticias, nos pareció que ninguno lograba explicar de qué manera se comportaba cada persona en relación a la desinformación y por qué en particular, los mayores de 60 años, tenían un comportamiento más errático y complicado con las noticias falsas. Por eso decidimos hacer un estudio de corte cualitativo, porque lo que buscamos entender es cómo interactúan estos usuarios con WhatsApp y qué hacen cuando reciben información sobre temas de actualidad, a quién se la comparten, con qué herramientas digitales cuentan para interactuar con estos contenidos, cuáles son sus habilidades digitales, qué saben hacer y qué no”, explicó Pino sobre la investigación en la que participa Desconfío, Diario Perfil, y varias universidades argentinas.

El relevamiento, iniciado en mayo pasado, tiene prevista una duración aproximada de nueve meses y sus objetivos apuntan a desarrollar soluciones, materiales y herramientas que ayuden a los adultos mayores a mejorar su relación con las informaciones que reciben a través de la plataforma. Sobre los métodos empleados para recabar los datos, los responsables del proyecto indicaron que eligieron realizar entrevistas en profundidad, “ya que éstas nos permiten crear un clima de confianza en donde los participantes no se sienten observados ni evaluados, y están mucho más predispuestos a contar sobre sus relaciones con el consumo de noticias, la utilización que le dan al WhatsApp, los grupos en los que participan, si lo hacen de manera activa compartiendo e interactuando o de manera pasiva, simplemente como lectores, y también cuáles son las redes de contacto que generan a través de la plataforma”.

Primeros avances

Aunque la investigación comenzó hace muy poco tiempo, ya se realizaron más de treinta entrevistas que permiten comenzar a establecer algunas similitudes y diferencias en los grupos estudiados. “Empezamos a ver patrones que tienen que ver con el comportamiento y las habilidades digitales de los usuarios que de alguna manera marcan un poco el panorama de lo que está pasando. Ahí vemos algunas particularidades, como por ejemplo el tema de la alfabetización digital que en muchos casos, los mayores de 60 años la manejan muy bien y no se ven limitados por la tecnología ya que demuestran que hacen un uso frecuente de WhatsApp y de otras redes sociales, y que no es algo que les resulte extraño o difícil. Detectamos también que no hay ningún patrón relacionado con la edad, no es que a mayor edad mayor dificultad, sino que hay distintas habilidades que no tienen que ver necesariamente con la edad, sino más bien con la adaptación al uso de la tecnología. Además, es probable que aparezca un patrón, el cual todavía no pudimos definir de manera taxativa, que tenga que ver con la interacción con nietos o con hijos que los ayuden a aprender esas habilidades”, explicó el periodista de datos

En lo que refiere al consumo de noticias relacionadas al coronavirus, Pino remarcó que pusieron el foco en la confianza. “Lo que detectamos parcialmente hasta ahora, es que por ejemplo, confían mucho en el origen de quien envía la información, entonces si se las envía un contacto cercano tienden a reenviarla y si se las envía alguien que no conocen, se les despierta algún tipo de sospecha. Pero estas son algunas conclusiones preliminares que todavía no se consolidan como resultados definitivos porque la investigación está en curso. Pero lo interesante es que ya empezamos a notar tendencias en los patrones de comportamiento, que tienen que ver principalmente con algunos miedos en relación a la enfermedad que experimentan las personas que están más expuestas a las noticias y a los medios de comunicación. Aquellos que están más desconectados, por así decirlo, no están viviendo la pandemia con tanta angustia personal”, detalló.

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