Seguramente ya probaste anotarte en el gimnasio, puede ser inclusive que hayas pagado un año por adelantado para “obligarte” a asistir y por un tiempo hayas logrado concurrir. Sin embargo, por alguna razón no conseguís que sea sostenible en el tiempo.
Existen varias razones por las cuales las personas no logran vencer el sedentarismo al enrolarse en un gimnasio.
Una de las más referidas, es que, viniendo de un período más o menos prolongado sin moverse, las primeras semanas pueden experimentar muchos dolores y cansancio extremo.
Hay otros factores, sin embargo, que, aunque más sutiles e inconscientes, pueden tener inclusive mayor impacto: los gimnasios pueden ser un lugar que se experimente hostil para quién no está “en forma”: hay muchas máquinas, ruidos y desconocidos. También se presenta la vergüenza a la mirada de los otros, a exponer falta de fuerza o habilidad, o la incomodidad que genera la comparación con los ideales de los afiches y pantallas versus el reflejo que devuelven los espejos.
Todos estos obstáculos pueden superarse, claro está, y el gimnasio puede ser un gran espacio para la actividad física, pero cuando hablamos de dejar una vida sedentaria, de hacer cambios profundos y de una vez para siempre, puede ser más estratégico empezar con una actividad más abordable, con menos obstáculos a sortear, ya que sabemos que, de todas maneras, va a requerir un esfuerzo de nuestra parte apegarnos a un sistema de hábitos.
La mejor actividad física para ponerse en movimiento es caminar.
Cuando se viene de un período largo de sedentarismo, ir al gimnasio en primer lugar no suele ser tan efectivo. Te proponemos que pienses en el gimnasio como un punto de llegada, no de partida. Nuestra invitación es a qué arranques por caminar una cantidad de pasos todos los días.
La caminata nos presenta una relación costo-beneficio imbatible.
Pensálo por un momento: es de bajo riesgo, seguro, cualquier persona puede hacerlo, no requiere equipo específico, y se puede hacer en cualquier lugar.
Caminar es el ejercicio más sencillo y completo que podés hacer para mejorar el ánimo, evitar dolores de espalda, fortalecer la musculatura, mejorar la circulación, cambiar la postura y pensar con claridad.
La propuesta es hacer todos los días una cantidad de pasos, aunque no estés tan convencido, aunque no veas resultados inmediatos, aunque te cueste arrancar. Los cambios van a venir más adelante gracias a repetir una y otra vez lo que funciona. Por atenerse al sistema. Por la práctica. Por los pasos.
Medir nos ayuda a conocer dónde estamos y hacia dónde vamos.
Los podómetros son dispositivos electrónicos que proporcionan una cuantificación del nivel de actividad física a través de la medición del número de pasos.
Son cómodos, de bajo costo y fáciles de manejar: pueden usarse en la cintura o en la muñeca y actualmente los smartphones lo incluyen o están disponibles como una app. Algunos proporcionan retroalimentación de la estimación de la distancia recorrida o las calorías perdidas.
Las investigaciones indican que las recomendaciones de actividad física basadas en pasos suelen ser muy útiles para las personas que no practican ningún ejercicio. En principio nos muestran cuánto nos movemos (o no nos movemos) antes de arrancar. Una vez en movimiento, nos brindan información objetiva y simple de cuánto hacemos día a día y también nos permiten plantearnos metas y medir nuestros progresos.
“La más larga caminata empieza con un paso”
Un paso a la vez. Un día a la vez.
Por Federico Lande y Andrea Enjuto